5 Tendencias del sector energético en México
México se ha convertido en uno de los mercados de energía emergente más atractivos del mundo. Desde 2016, cuando se promulgó la reforma energética para liberar los mercados de energía y combustible administrados por el estado. Solo hay un puñado de lugares en el mundo que brillan con mayor oportunidad para nuevos negocios. Sin embargo, la oportunidad en México viene envuelta entre la incertidumbre y el riesgo. Como en cualquier nuevo mercado, el panorama siempre está cambiando. La dinámica del mercado está sujeta a mejoras y refinamientos. La infraestructura, que será la base de la revolución energética en México, está en proceso de construcción. Dos años después de esta revolución energética, hay 5 grandes tendencias que definirán el futuro cercano no solo del mercado energético mexicano, sino también del mercado en los Estados Unidos:
1. El suministro de energía renovable está ingresando al mercado de energía a una tasa acelerada.
Aunque los proyectos de energía renovable fueron los mayores ganadores de las primeras licitaciones en México, muchos de estos proyectos tuvieron un comienzo lento. Pasar de la mesa de dibujo a convertirse en una realidad fue más difícil de lo que muchos esperaban. Los promotores se toparon con restricciones de zonificación e interconexión que no anticipaban. También se enfrentaron a un laberinto de burocracia, rebotando en torno a las muchas entidades gubernamentales diferentes (y nuevas) que ahora regulan el mercado eléctrico.
Sin embargo, para el 2018, muchos de estos proyectos pudieron avanzar y convertirse en realidades. La energía solar creció en más de un 400% del 2016 al 2017 y continúa con la misma tendencia. Además, el gobierno mexicano ha establecido nuevos procedimientos y está introduciendo interfaces en línea para que los promotores puedan procesar sus permisos en un solo lugar. Los promotores ahora pueden acceder a mapas de zonificación que no solo muestran claramente las áreas restringidas, sino que también muestran qué áreas del país tienen el mayor potencial para el desarrollo de energía renovable. Un mayor crecimiento del sector de las energías renovables debería ocurrir a un ritmo más rápido. Existe optimismo en el sentido de que México podrá cumplir con su objetivo de abastecer el 35% de sus necesidades energéticas con energías renovables para el 2024, seguido del 50% para el 2050.
2. El Mercado de la Energía evolucionará más allá de su forma centrada en la subasta / licitación.
Actualmente, las oportunidades en el mercado de la energía en México provienen de subastas que la CFE realiza periódicamente. Desde 2016 han habido tres subastas con una cuarta subasta actualmente en curso. Si bien estas subastas han tenido mucho éxito al aumentar la capacidad y reducir los costos para el sistema, ingresar a las subastas puede ser un proceso complicado. Los términos de las licitaciones pueden favorecer algunas tecnologías sobre otras e incluso aquellos que ganan las licitaciones a menudo pueden enfrentar costos y restricciones inesperadas cuando intentan integrar sus nuevos proyectos en la red.
Las instituciones gubernamentales siguen siendo las únicas compradoras. Esta situación no es ideal y los actores del mercado están ansiosos por tener mas compradores de la energía que están produciendo. Los PPA y otros contratos bilaterales son posibles bajo el marco actual. Sin embargo, existen muchas restricciones y riesgos que hacen que estas vías de negocios sean difíciles de ejecutar. Por ejemplo, es difícil obtener financiamiento a largo plazo para un PPA cuando los prestamistas todavía están preocupados acerca del riesgo que conlleva un mercado tan nuevo. Los PPA a corto plazo son difíciles de vender ya que el mercado mayorista está lleno de volatilidad y no hay instrumentos financieros para limitar riesgos.
A medida que el mercado madura, el riesgo percibido probablemente se reducirá. Las barreras que impiden los acuerdos bilaterales comenzarán a desvanecerse y la capacidad de lograr contratos con una variedad de contratistas se convertirá en la norma. Este mercado va a evolucionar y se convertirá en algo similar a lo que se ve en los Estados Unidos.
3. Los gasoductos están llegando.
Actualmente México produce alrededor de 2 BCF (miles de millones de pies cúbicos) de gas natural cada año. Aproximadamente la mitad de ese gas es utilizado por PEMEX, la compañía nacional de petróleo y combustibles, para sus propias operaciones y suministro. Fuera de PEMEX, aquellos que buscan comprar combustible deben competir por el último BCF de combustible. Estados Unidos es visto como el mejor mercado secundario de gas para México.
El sistema de gasoducto actual en México no es suficiente para satisfacer la demanda actual. Ya en 2012, México experimentó largos períodos de escasez de gas que obligaron a la red eléctrica a apagar las centrales eléctricas de gas más eficientes en favor de las plantas de combustión de petróleo y diésel. En 2018, México enfrenta una escasez de gas similar la cual está ejerciendo presión sobre un mercado de energía emergente. Tanto el gobierno como el sector privado están haciendo cambios para poder hacer frente a esta falta de infraestructura de gasoductos. Hoy en día, 7,1 GW de nueva generación de gas está en construcción y se espera que las importaciones de gas crezcan un 27% en los próximos doce meses.
Al igual que el mercado de energía eléctrica fue desregulado en 2016, también lo fue el mercado de combustibles en 2017. Esto provocó una afluencia de inversión en nuevos ductos. México agregó 2.7 BCF/ d de gasoductos en el 2018, con otros 6.9 BCF/ d de tubería actualmente en construcción. Estos nuevos proyectos en tramitación comenzarán a ser operativos en el 2019 y el 2020, lo que aumentará la capacidad de importación de la tubería de 7.5 a 13.5 BCFD en los próximos tres años. Con la llegada de más proyectos en tramitación, México no solo debe verse atrapado por la demanda actual, sino que también debe ser suficiente para dejar espacio para el crecimiento futuro.
4. Se necesita almacenamiento de gas.
Las tuberías no son las únicas culpables de los problemas de escasez de gas en México. Actualmente, México solo tiene la capacidad de almacenar suficiente gas para cubrir tres días de demanda. México quiere ampliar su capacidad de almacenamiento para dar cabida a 30 días de demanda. Inicialmente, este aumento en el almacenamiento provendrá de la renovación de las cuencas de gas agotadas y su conversión en ubicaciones de almacenamiento.
Las licitaciones para el primer proyecto, en Veracruz, están programadas para ser subastadas a principios de 2019. Con otras tres ubicaciones que tienen el potencial de ser remodeladas. También habrá oportunidad para que las empresas privadas construyan otra nueva infraestructura de almacenamiento, ya hay 62 nuevos proyectos de almacenamiento anunciados provenientes del sector privado. México estará preparado para tener un mayor control sobre los precios de la energía y aumentar la estabilidad y la seguridad energética para todo el país.
5. México y los Estados Unidos enfrentarán nuevas e interesantes dinámicas energéticas.
Como resultado de las cuatro tendencias mencionadas anteriormente, habrá una nueva dinámica energética emergente entre los EE. UU y México durante los próximos 5 años. A medida que la demanda y la oferta evolucionen a través de las fronteras habrá diferentes efectos que incrementen y reduzcan los precios de los combustibles y la energía. Inicialmente, los nuevos ductos permitirán que el gas natural de los EE. UU. fluya a nuevos consumidores que anteriormente no podían acceder al combustible. Estos nuevos ductos también facilitarán los contratos físicos y las transacciones dentro de México (en la actualidad los contratos físicos rara vez ocurren debido a limitaciones en la infraestructura). En general, los nuevos ductos permitirán que el mercado del gas se vuelva más líquido, lo cual es favorable para ambos países.
Para el 2022, es probable que México haya adquirido una cantidad significativa de infraestructura de almacenamiento de gas. La demanda mexicana en los Estados Unidos será mucho más estable. Los picos de los precios del gas, de los que se benefician las empresas estadounidenses, sucederán con menor frecuencia y en menor magnitud. En un caso de exceso de oferta, los Estados Unidos enfrentarán precios mucho menos favorables para descargar ese exceso al sur de la frontera. El resultado podría ser una tendencia a la baja para los precios del gas en Estados Unidos. Con la ayuda de nuevas tuberías y almacenamiento, los márgenes de arbitraje transfronterizo pueden disminuir.
Para el 2024, México debería ver que el 35% de su generación proviene de fuentes renovables, lo que probablemente desviará la generación de carga base de las plantas de gas natural. Si la caída en la demanda de gas debido a las energías renovables es mayor que la disminución en el suministro de gas, es probable que los precios del gas en los Estados Unidos enfrenten una tendencia adicional a la baja. Estas son buenas noticias para los compradores de gas, pero los productores necesitarán buscar otras fuentes de demanda para mantener sus ganancias.
¿Podrían todos estos cambios hacer posible que un día la energía se importe de manera consistente desde México a los Estados Unidos? Podría ser posible, pero solo el tiempo lo dirá.
Escrito por Sebastian Kadamany, Manager de Latino América en cQuant.io
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